Palabras que gritan ser escuchadas
Palabras que odian ser ignoradas
Palabras que callan en mi mirada
Miradas que gritan por encontrar
Ojos que mueren por ser vistos
Lágrimas llorando por mirar
Gemidos que desean a tus oídos llegar
Confusión que acaba con mi razón
Razón que se extingue con esta canción
Canciones que alimentan un alma desnutrida
Un alma que acostumbrada a la felicidad
Se da cuenta que la vida es un jardín de rozas
Pero que en cada roza una espina va a encontrar


jueves, 14 de febrero de 2008

Una Rosa Negra en San Valentin


Feliz dia a todos los que se vean encallados en esta pequeña isla de letras, muchas gracias por perder sus preciados momentos en leer la basura que transcriben mis dedos y jajaja no sean tan desparchados!!!!! ya son mas de 1000 visitas y no se si sentirme alagado o preocupado de que tantas personas vean mis intentos de expresion... pero buena de igual forma gracias a todos.

PD: Perdonen la otrografia, el corrector anda como mal y yo con poco tiempo pa revisar extenuantemente lo que escribo. ;)

Navegando por ahi me encontre de forma casual un texto que me enamoro, se los comparto enseguida y pido disculpas pues no se quien es su autor, ni se si es famozo, esta en algun libro o es simplemente inspiracion de un NN; asi que adjunto el link y si alguien lo lee y lo reconoce por favor aganme saver su origen.

http://personal.telefonica.terra.es/web/gata-boba/Marrakesh/chats.htm


marlene


Marlene, era una gata bohemia.
Delgada y con ojeras.
Perdida y abandonada a la vida triste,
fácil y terriblemente puta de las calles de París.
Hija de un gato moro, y una puta francesa,
había salido esta gata,
fina y arisca de ojos amarillos.

Terriblemente triste.

Terriblemente sola.

Caminaba y se paseaba por las calles de Paris,
harta de absenta, con el corazón arañado y la mirada perdida.
Jurando y perjurando, que nunca más, se dejaría engañar.

Y eso se lo decía, cada 20 de mes.

Cada vez que le dolía un poco el costado.
Cada vez que encontraba su reflejo en un charco.
Cada vez que se cruzaba con los fantasmas de su pasado por las calles oscuras.
Cada vez que volvía a florecer mayo.

Por eso Marlene, decidió escapar de la ciudad maldita,
y borrar sus recuerdos, e inventarse otra vida.
Y se fue a Marrakesh, con su familia paterna.
Y descubrió, que aquello era como París.
Y que las sombras son las mismas en todas partes.
Y se le llenaba la boca de arena, en las calles de Marrakesh,
y se imaginaba muerta, cada vez que se encontraba con su reflejo en un charco.

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